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La extorsión en México

Requenes JIG

J. Isabel García Requenes


Resumo

La extorsión se ha llegado a normalizar, a tal grado que ya es parte de la cultura mexicana. En México se tiene una sociedad extorsionada.

Cuando el extorsionador obtiene un beneficio, dinero, propiedades o servicios mediante la coerción o de amenazar a través de violencia física, destrucción patrimonial o daño personal, la extorsión se convierte en un robo.

La extorsión se ha convertido en una fuente de financiamiento fácil y rápido de las estructuras del crimen organizado, de gobiernos y de organizaciones políticas, incluidos los partidos políticos, ya que es altamente rentable y genera menos pérdidas materiales, económicas y humanas.

“Es falsa la intuición de que sólo extorsiona el crimen organizado a través de la violencia, secuestro o amenazas, también lo hace mediante cobros de cuotas y derecho de piso. Y no es únicamente el crimen organizado, sino el mismo gobierno y sus instituciones, así como empresas privadas que también forman parte de esta práctica nociva. Todo empieza, sin embargo, en el ámbito individual en donde la extorsión se ha vuelto común en la vida cotidiana. ¿Aceptar el pago ilegítimo por estacionarse en un espacio público o ser sujeto a que rayen el coche? ¿Pagar para que recojan la basura o soportar que se quede y acumule en la calle? ¿Pagar a un funcionario por hacer el trámite rápidamente o esperar semanas o incluso meses? ¿Pagar semanal o mensualmente derecho de piso a grupos delictivos o ser víctima de amenazas violentas? ¿Ofrecer una jugosa propina como mecanismo para tener acceso a un privilegio al que no se tiene derecho?” (De la Calle, 2020)

En general se tienen dos tipos de modalidades de extorsión, la telefónica que es uno de los delitos más comunes y que más preocupa a las autoridades de seguridad pública de México, muchas de ellas se cometen desde el interior de las prisiones y la extorsión presencial que es cuando el extorsionador se presenta directamente en el lugar de trabajo identificándose como miembro de una organización criminal para cobrar por el servicio de seguridad o sólo para no hacer daño, por lo que amenaza con privar de la vida a algún familiar o a la misma víctima o dañar el establecimiento. Este tipo de extorsión es la que menos se investiga porque requiere que una persona denuncie este delito.

El delito de extorsión tiene un 97.4% de cifra negra, es decir que no se denuncia ante las fiscalías o procuradurías estatales por temor de las víctimas a represalias de los delincuentes dedicados a extorsionar o si la autoridad está involucrada.

La mayoría de las personas al no contar con los recursos suficientes para levantar una denuncia en contra del delito de extorsión, prefiere realizar un pago, un regalo o un moche a un funcionario corrupto o a un criminal, ya que el costo puede ser mucho mayor que aquel que implica la amenaza inicial: abogados, trámites, riesgos y tiempo perdido.

 

DOI:https://doi.org/10.56238/sevened2024.010-057


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Copyright (c) 2024 J. Isabel García Requenes

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