Resumen
Los modelos de sociedad, en disputa, que se establecieron a finales del siglo XIX y principios del XX llegaron en la última década del milenio con una realidad impredecible y brutal: el capitalismo considerado el molino satánico de los males sociales se volvió hegemónico en la escalada planetaria como modelo más exitoso de desarrollo socioeconómico; Por otro lado, el socialismo, autodenominado como la fase más alta del capitalismo, por sostener principios honorables de solidaridad y protección social, por un pelo, no colapsó completamente en todos los países donde tuvo acceso al poder político. Este controvertido escenario, aunque bastante evidente, no dejaba claro cuál era el potencial de desarrollo socioeconómico de ambos sistemas, en la medida en que el capitalismo todavía era visto como un promotor de la explotación y la exclusión social a escala global, al mismo tiempo que el socialismo siguió sosteniendo en pocos lugares el argumento a favor de la igualdad humana, aunque estaba debilitado. En medio de este ambiente, la pregunta que resulta pertinente investigar fue: cuáles son las condiciones materiales socioeconómicas de los modelos socialistas que funcionan con ellos si son considerados promotores del bienestar colectivo. En particular, investigamos la experiencia del socialismo en Cuba, buscando identificar cómo su política de desarrollo económico se apropia de sus principios socialistas para alcanzar la dignidad del hombre y, por tanto, si el grado de su desarrollo legitima sus supuestos de una sociedad situada en un nivel superior. etapa al capitalismo. Bajo el enfoque de desarrollo socioeconómico, los datos investigados revelaron una baja eficiencia económica y productiva, marcada por una base tecnológica atrasada y obsoleta, alto endeudamiento externo, niveles de desigualdad regional y social, con incidencia de la pobreza siendo los ingresos de los trabajadores. bastante depreciado monetariamente. Se concluyó que los principios socialistas –precisamente la consideración de las funciones de mercado y la propiedad social/estatal de los medios de producción– son metodológicamente erráticos y fueron mal tratados en la formulación de la política económica cubana, y por tanto, no pueden garantizar el bienestar. que profesan con tanta fuerza por su insuficiencia teórica e inaplicabilidad práctica.
DOI:https://doi.org/10.56238/sevened2024.031-056